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jueves, 24 de enero de 2013

El por qué de la amnistía fiscal


     Ayer al mediodía, ante la Comisión de Hacienda y Presupuestos del Congreso de los Diputados el ministro Montoro explicaba lo sucedido con la llamada Amnistía Fiscal (oficialmente es la "regularización extraordinaria").

     Bien, pues desde entonces, y habida cuenta de que no es la primera, no he podido dejar de darle vueltas.

     Me ha llamado la atención que, mientras que en la actual se ha realizado siguiendo el formato ordinario con la salvedad del porcentaje, en las aprobadas por el PSOE se seguía un sistema distinto. Se realizaban mediante la compra de deuda pública.

     Ambas tienen un aparente fallo, en ambas el defraudador se ve beneficiado por, en un caso, un porcentaje de cobro menor (que finalmente ha sido una media de un 3% y no de un 10%) y por, en el otro, un porcentaje no de cobro sino de pago (toma ya la pirueta, me pagas por lo que te robé).

     En un principio me escandalicé como todo hijo de vecino pero reflexionando mucho pensé que, me guste o no (va a ser que no), no me queda más remedio que admitir que si quiero que alguien confiese un mal proceder por las buenas, he de ponérselo muy fácil. Nadie sería tan tonto (y los sinvergüenzas no lo suelen ser) de confesar una fechoría por la que sabe que es difícil que le cacen si aquel a quien le urge que la confiese no le asegura que será benévolo (de ahí que lo llamase antes "aparente fallo").

     Y esa urgencia, o mejor dicho, que lleguemos a estar en esa situación de urgencia es lo que me parece realmente hiriente.

     Con la amnistía fiscal aparece en el "flujo ordinario" el DINERO NEGRO. Se nos está metiendo la idea en la cabeza de que ese DINERO NEGRO procede exclusivamente de actuaciones ilícitas. FALSO (pero así vendo más periódicos y gano rédito electoral desgastando al gobierno).

     Cuando un señor, que no roba, no mata, no trafica con drogas, ni con mujeres, ni con armas, ni con diamantes, ni hace nada que se le parezca y nos pregunta "¿La factura la quiere con IVA o sin IVA?" está proponiéndonos GENERAR DINERO NEGRO. Y si aceptamos la "factura sin IVA" SOMOS CÓMPLICES.

     ¿Por qué se vuelven necesarias las amnistías fiscales? Porque está en nuestros genes de españolitos de país de pandereta y chufla que eso de defraudar a Hacienda está muy bien y es de machotes.

     No vallamos ahora de puritanos y neguemos que hasta hace bien poco, hasta que hemos sufrido esta crisis, NOS JACTÁBAMOS EN EL BAR de dos cosas, a saber: Lo mucho que corríamos con el coche por la autopista pasándonos el límite de velocidad por el arco del triunfo y lo mucho que habíamos conseguido defraudar a Hacienda. Cierto es que no decíamos "defraudar a Hacienda", decíamos "evitar que estos chorizos de Hacienda me quitasen" (curioso, los "chorizos" eran los funcionarios de Hacienda y no nosotros que robábamos a los demás contribuyentes).

     Pero lo peor ya no es sólo que nos jactásemos, sino que los demás nos jaleaban.

     Esos "demás" que ahora se quedan sin paro ni ayudas ni nada, por no haber suficiente en la caja en la que debíamos haber metido y no metimos. Pues toma para que aprendas.

     Claro, es que eso de hacer como los alemanes o los suizos, que no les tiembla la mano a la hora de denunciar a su vecino, a su primo, a su cuñado o a su hermano no mola. No es nuestro estilo. No es de buen colega, cuñado, hermano o primo. (Su estilo no nos gusta pero sus sueldos sí)

     Y por supuesto, que a nadie se le ocurra pedirme que no haga la vista gorda con mi amigo, mi cuñado, mi hermano o mi primo. Salvo que yo sea político. Entonces sí se me puede exigir que me olvide de amistades y parentescos.

     ¿Pero somos idiotas o qué?

     La culpa de todo LA TENEMOS NOSOTROS, el pueblo, que no hemos aprendido lo que significa realmente democracia.

     Nos encanta la palabra pero porque no asumimos la responsabilidad que exige.

     Si democracia significa "poder del pueblo", esto supone que el pueblo que ostenta ese poder tiene LA RESPONSABILIDAD de ejercitarlo consecuentemente.

     Es cierto que tenemos unos políticos asquerosos (sueño con que exista alguno, cuando menos, medio decente) pero ¿quién los ha puesto ahí? NOSOTROS.

     Y ¿por qué los hemos puesto ahí? Principalmente por dos razones:

     1.- Porque "no entiendo de política ni quiero entender" (No estaré harto de oír esta PUÑETERA FRASECITA)

     2.- Porque los que se supone que son nuestros ojos y oídos, lejos de informarnos nos muestran fuegos artificiales para vender más periódicos y minutos de radio y televisión. Sí, hablo de los periodistas.

     Esos "profesionales" a los que les preocupa más que la traca suene bien alto que decirnos la verdad, porque la verdad ofende y no vende.

     Y ¿quién les ha puesto ahí? NOSOTROS. Cada vez que compramos sus periódicos, oímos su radio y vemos su televisión y NO LOS PONEMOS A PARIR CUANDO NOS DESINFORMAN.

    Claro, que es muy difícil darnos cuenta de que se nos desinforma si NUNCA vemos un debate de investidura o del estado la Nación o similar y comparamos lo que vemos con nuestros propios ojos con lo que nos cuentan (lo que me lleva de nuevo a la puñetera frasecita y a otra que también estoy harto de oir: "Es verdad, que lo han dicho en la tele")

     Menos mal que yo soy un Santo, mi familia y mis amigos son todos, sin excepción, unos Santos, mis vecinos del barrio, de mi ciudad y mi comarca son todos unos Santos, los que leen estas líneas también son todos unos Santos y nunca, jamás de los jamases, me veré en la necesidad de actuar como un alemán o un suizo. Si le añadimos que además nos sale, a todos los mencionados, el dinero por las orejas y esta crisis no nos afecta, que no tenemos tele ni radio ni leemos prensa amarilla, me puedo permitir el lujo de decir "yo no entiendo de política ni quiero entender" y me iré a dormir bien tranquilito.

     Buenas noches y gracias.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo contigo. Suscribo hasta la última coma que has puesto, pero (siempre hay un pero), creo que se te puede malinterpretar, te repito que creo que tienes razón, sin embargo el que lea tu opinión puede (solo puede) llegar a pensar que le echas la culpa de que el dinero negro exista y se vaya a parar a las manos de unos indeseables. Seguro que a lo que te refieres es que tenemos parte de culpa (la mayor probablemente por admitir el fraude como algo normal) del problema, eso si no se te olvide que lo que se pretende con la "amnistía fiscal" es que vuelva el dinero, si pero el que esta oculto en paraísos fiscales y a estos difícilmente podremos acceder los españolitos de a pie porque para abrir una cuenta en...Suiza por ejemplo tienes, que tener 200.000€.

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    1. Ante todo muchas gracias por tú comentario y, sobre todo, por la puntualización.

      Es cierto que se puede interpretar, yo no diría que mal, pero sí un tanto ligeramente.

      Como tú bien apuntas, no sería lógico pensar que los millones que están por ahí en Suiza son del fontanero del barrio pero mi intención no era echarle la culpa de acumular un dineral en un paraíso fiscal, sino echarnos la culpa de fomentar la cultura por la cual ahora sufrimos, cómo tú mismo te has dado cuenta.

      Nuestro país salió de una situación en la que la población se sentía oprimida y, como niños que ven la nieve por primera vez, nos pusimos a corretear por el campo dando carcajadas y gritando “¡Esto es Jauja!”.

      Nos encontramos con un regalo para el que no teníamos la madurez suficiente. ¿Cómo la íbamos a tener? Estábamos empezando.

      Así surgió la “cultura del pelotazo” con el PSOE y la “cultura del ladrillazo” con el PP. Y mira por donde, el pelotazo y el ladrillazo nos lo hemos llevado en la cabeza y en los …

      No debemos olvidar que esos “grandes sinvergüenzas” han aprendido de los mismos aplausos que les dedicábamos a los “pequeños sinvergüenzas”. No en vano nuestros papás nos enviaron a estudiar más que ellos, para saber más que ellos y, claro, hubo quien aprendió lo que no debía porque en la calle se aplaudía.

      Como oí una vez en una película “¿Para qué nos caemos? Para aprender a levantarnos”. Espero que aprendamos la lección y cada uno de nosotros empieza a mirar con peores ojos a ese que defrauda, sea grande o pequeño. Es la única manera de que los “grandes sinvergüenzas” se sientan un poco más incómodos entre nosotros y busquen otros primos a los que timar.

      De nuevo gracias.

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